El autoconocimiento vale su peso en oro.
Entre más y mejor te conozcas a ti mismo, en mayor capacidad estarás de entender porque haces lo que haces, porque reaccionas como reaccionas, porque ciertas situaciones extraen tu mejor versión; mientras que otras provocan lo contrario y porque algunas de tu creencias te frenan en vez de impulsarte.
Bien utilizado, el autoconocimiento te permite mejorar o fortalecer tus acciones, tus decisiones, actitudes, relaciones, metas, resultados. En resumen: tu huella.
Se trata de un asunto clave para tu liderazgo y también para tu bienestar. Tu bienestar y el de las personas con que te relacionas en tus distintos entornos, más allá del laboral. interactúas. Pero, ¿qué suele ocurrir?. Que en el corre y corre de nuestras vidas, de nuestros trabajos y responsabilidades, solemos esquivar este tema.
Le dedicamos poco tiempo, poca calidad de tiempo o una mezcla de poco tiempo y poca calidad. El resultado es que perdemos enfoque y precisión en nuestro liderazgo.
En qué elementos clave deberíamos centrar nuestro autoconocimiento?. Mi propuesta: Estilo de liderazgo. Creencias. Habilidades. Fortalezas. Valores. Roles. Pasiones. Metas.
Todos ellos y otros elementos suman a la calidad del liderazgo, pero el eje de todos ellos,
el corazón, son nuestros valores. Los valores deben ser el eje de tus decisiones y relaciones. Por un tema de coherencia, de autenticidad, de integridad. De sentir satisfacción por lo que logras y por la forma en que lo consigues. De esto tratan los valores.
Cada decisión importante que debamos tomar. Cada acción clave que vayamos a emprender. Cada conversación difícil que debamos sostener -estos son apenas tres ejemplos- deberían pasar el filtro de nuestros valores.
Conócete cada vez más, cada vez mejor.